La Catedral de Sevilla convierte su altar mayor en un lienzo de luz y sonido

El espectáculo audiovisual ‘El Evangelio de la madera’, bajo la dirección artística de Florencio Ortiz, transforma el retablo mayor de la Catedral de Sevilla en un lienzo de luz, historia y emoción con la última tecnología aportada por SeeSound.

La tecnología escénica y la sensibilidad artística se combinan en el espectáculo audiovisual El Evangelio de la madera, una experiencia única que transforma el altar mayor de la Catedral de Sevilla para mostrar un relato espiritual de luz y sonido del mayor retablo de la cristiandad.

Bajo la dirección artística de Florencio Ortiz Bernal, este gran retablo, de 26 metros de altura y 18 de ancho y 400 m² de superficie, cobra vida durante treinta minutos gracias a un diseño lumínico poético, una narrativa sonora envolvente y proyecciones que revelan detalles ocultos a la vista.

Tecnología al servicio del patrimonio

Este proyecto, ejecutado técnicamente por la empresa División Proyectos Audiovisuales, dirigida por Pedro Muñoz, cuenta con soluciones tecnológicas de vanguardia suministradas por SeeSound, que ha acompañado este proceso desde el inicio.

Los equipos clave para la puesta en escena incluyen cuatro unidades ERA 800 Performance de Martin Lighting, que iluminan con precisión teatral la arquitectura sagrada; un servidor Pixera One Dual PX1-2-G2 y otro Dante Virtual Soundcard PXO-AD de Audinate, que gestionan vídeo y audio con una sincronización sin fisuras, junto con un controlador CueCore3 de Visual Productions.

La programación de luces se realiza con un sistema de MA Lighting, que proporciona flexibilidad creativa al diseño de Ortiz, en el que iluminación no solo acompaña, sino que interpreta la obra.

Desde SeeSound, los especialistas Adrián del Pino (product manager de iluminación, vídeo y rigging) y Juan Antonio Ramos (técnico comercial para Andalucía Occidental) han estado presentes en este proyecto, apoyando la integración técnica con las necesidades artísticas del espectáculo.

La representación no solo da vida a un monumento, sino que ofrece al espectador una forma renovada de mirar la historia y el sentido espiritual desde la emoción, acercándose a los más de doscientos pasajes bíblicos esculpidos entre los siglos XV y XVI con una perspectiva contemporánea.